Los
psiquiatras alertan sobre el desconocimiento que tiene la población de la
dependencia a Internet, el teléfono móvil o los videojuegos.

Cerca del 3% de los jóvenes entre 18 y 34 años es adicto a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y el 8,1% está en riesgo de serlo. Se trata de un problema emergente que va incrementando su magnitud día a día y que incluso puede llegar a afectar al desarrollo y a la salud mental de los adolescentes, así como generar una gran demanda sanitaria si no es detectado a tiempo, según se explica en la obra recientemente publicada ‘De la impulsividad a la dependencia: Adicciones a las nuevas tecnologías’, dirigida y coordinada por el doctor Salvador Ros, presidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP).
La
continua evolución de Internet, los teléfonos móviles, los videojuegos e
incluso la televisión ha hecho que se genere y se comparta información de una
forma cada vez más veloz. Y aunque en muchos casos esto ha simplificado muchas
actividades, también existen importantes riesgos, puesto que pueden llevar a la dependencia tecnológica.
De
hecho, la llegada de los smartphones y las tablets al mercado ha supuesto un cambio en
las formas de comunicación, ya que el acceso a Internet, y por lo tanto a la
información -en particular a las redes sociales-, es continuo, haciendo que se
pueda convertir en un hábito adictivo.
“El perfil de la persona adicta a estas nuevas tecnologías suele ser una persona joven, urbana, con conocimiento de inglés y manejo habitual de ordenadores, de profesión liberal y de clase media-alta”, explica Ros. “En lo que se refiere particularmente al teléfono, tienen la necesidad de sentirse informados en todo momento, esperan continuamente llamadas que para ellos son absolutamente imprescindibles, y son incapaces de desprenderse del aparato incluso en situaciones donde no les está permitido usarlos -como por ejemplo conducir-, y comprueban repetidamente tanto la cobertura como la batería”.
“El perfil de la persona adicta a estas nuevas tecnologías suele ser una persona joven, urbana, con conocimiento de inglés y manejo habitual de ordenadores, de profesión liberal y de clase media-alta”, explica Ros. “En lo que se refiere particularmente al teléfono, tienen la necesidad de sentirse informados en todo momento, esperan continuamente llamadas que para ellos son absolutamente imprescindibles, y son incapaces de desprenderse del aparato incluso en situaciones donde no les está permitido usarlos -como por ejemplo conducir-, y comprueban repetidamente tanto la cobertura como la batería”.
Mayor fracaso escolar
En
el caso de los niños y adolescentes, un bajo rendimiento o fracaso escolar
puede esconder un problema de adicción a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, puesto que varios estudios
demuestran que reducen la capacidad de concentración e incrementan problemas
con la memoria verbal.
Asimismo,
hay otras circunstancias que deben alertar sobre la posibilidad de que exista
una dependencia, como la irritabilidad, la
pérdida de interés por actividades que se realizaban previamente, los trastornos
del sueño o el distanciamiento con la familia o amigos. “Niños o adolescentes que
dejan de comer con la familia o, si lo están, se pasan todo el tiempo jugando
deben alertarnos y hacernos pensar en la posibilidad de un cuadro de adicción”,
afirma el doctor Alfonso
Sanz Cid, psiquiatra y miembro de la junta directiva de ASEPP.
Tal
y como apunta este experto, “uno
de los problemas asociados a esta adicción es que, a diferencia de lo que
sucede con otros hábitos de abuso como del alcohol o de las drogas, no se le
está dando la importancia debida. La sociedad todavía no es consciente del
grave riesgo que esto supone y no se le presta demasiada atención. Sus
consecuencias no están dimensionadas”. En su opinión, el problema es que
este tipo de trastorno no produce un deterioro físico, “lo que hace que sólo se acuda al
médico en situaciones extremas, cuando los jóvenes han desarrollado conductas
muy perturbadas donde la adicción es ya sólo un elemento más dentro de un
cuadro de más gravedad”.
Detección temprana
Por
su parte, la doctora Laura
Ferrando, psiquiatra y miembro de la junta directiva de la ASEPP, explica la importancia
de una detección temprana y del tratamiento emocional precoz de este tipo de
dependencia: “Corremos el
riesgo de que jóvenes que no han sabido madurar y adaptarse a las situaciones
que se han ido produciendo en su vida debido a su aislamiento, tampoco lo hagan
cuando lleguen a la edad adulta y, por tanto, no sean capaces de asumir
responsabilidades”.
El
riesgo de adicción a Internet, a los videojuegos o al teléfono móvil se
relaciona directamente con el número de horas que se dedican cada día a su uso, “pero también
influye”, según destaca Sanz, “la forma en cómo afecta
este hábito a la conducta de cada persona, ya que varía el grado de dependencia
que se establece”.
Este
tipo de adicciones también se ven con más frecuencia en niños con antecedentes
de trastornos adictivos en la familia y en aquellos que pertenecen a núcleos
familiares desestructurados, con conflictos o separaciones, o en jóvenes que no
están integrados o han fracasado en los estudios.
El Periódico de la
Farmacia
Publicación de información sanitaria
Madrid, 20-03-2012
e-mail: elperiodicodelafarmacia@medynet.com
www.elperiodicodelafarmacia.es
Publicación de información sanitaria
Madrid, 20-03-2012
e-mail: elperiodicodelafarmacia@medynet.com
www.elperiodicodelafarmacia.es
0 comentarios:
Publicar un comentario